Hay días y momentos, sentimientos, miradas, actuaciones, situaciones en general, muchas cosas que nos hacen pensar, sentir actuar... o no hacerlo pero ¿cómo saber cuándo sí y cuándo no? cuando te lo dicte la conciencia, el corazón o la mente, dirian algunos... pero eso no puede ser así siempre; a veces tenemos ue controlarnos y no dejarnos llevar por lo que presentimos ya que podemos hacer más daño que otra cosa, hay que ponerse en el lugar del otro, estar con él o ella, intentar comprenderle y si no es así apoyarle, darle un abrazo si lo preferís, darlo todo por los demás y olvidarse de uno mismo... supongo que eso sería lo que nos dirían los valores morales, es algo que muchas personas de mi entorno siguen al pie de la letra, puede que más de lo que en realidad deberían (¿yo debería incluirme?, no lo se, por una parte es bastante pretencioso decir que antepongo a los demás antes que a mi misma, pero ¿no es así? tal vez alguien pueda responderme a esa pregunta, pero estoy segura de que no podría hacerlo yo misma, la educación (a veces divino tesoro, otras veces, gran venganza) me hace decir que no es así y que como la mayoría de los seres humanos soy egoísta como la que más ¿pero es así, en verdad lo es?) Sea como sea, me estoy desviando del tema, algo curioso, porque ni siquiera se del tema del que estoy escribiendo, pero se que no es de eso de lo que quiero escribir.
¿Qué hacer y qué no hacer? ¿qué insinuar o qué no hacerlo? ¿qué pensar, qué sentir, qué imaginar?... demasiadas preguntas tal vez, pero supongo que una sola respuesta, respuesta a la que yo no he podido llegar sóla, un amigo tuvo que dármela en cierto sentido, aunque uno mismo tenga que racionalizarla y decidir si puede utilizarla o no, si puede ser consecuente con ella o si, por el contrario, no sería capaz de hacerlo... hagas lo que hagas o no hagas, pienses lo que pienses o no pienses, imagines lo que imagines o no imagines... hazlo feliz, gran filosofía, gran respuesta, probablemente de las únicas válidas para todas y cada una de las situaciones de nuestra vida y lo más triste es que mucha gente no llega nunca, ni por un instante, a esta conclusión que podría hacernos las cosas más sencillas...