María estaba sola, perdida, sin ningun lugar donde ir. Era la una de la madrugada de un sábado y acababa de llegar a casa despues de una noche de "cena y pubs" con unos amigos, algo inusual en ella pero estaba intentando cambiar.
Sin resaca, pero con la cabeza como si la música siguiera sonando en su cabeza y balanceándose gracias al ruido que había en los bares entró en su casa y puso la llave en la cerradura por dentro. Estaba sóla, sus padres se habían ido otra vez a pasar el fin de semana fuera y su hermana... bueno, digamos que su hermana pequeña tenía mejores planes que quedarse en casa un fin de semana, ahora estaba recorriendo toda Europa porque estaba cansada de su casa, de su familia y en general, de la vida en la pequeña villa... cómo la envidiaba... ella era libre, nada le ataba, ni siquiera su novio que siempre se quedaba esperando a que volviera de esos viajes exóticos e inesperados. María nunca podía hacer eso, siempre tenía que estudiar, no había suficiente dinero o, como ocurría la mayoría de las veces, no tenía valor para salir ahí fuera y marcharse por su cuenta. Quizá este era el momento de hacerlo, de pensar en ella misma, pero cada vez que lo intentaba algo pasaba que le echaba para atrás, que le hacía pensar que no era el momento, que era necesario que se quedara y de pronto, llegó el ERASMUS.
Se iba a ir en unos meses, cierto es que primero tendría que acabar el curso, pero no había nada que le pudiera impedir irse desde octubre hasta julio a vivir por su cuenta en Londres, todavía no sabía si compartiendo piso o en una residencia, pero de lo que sí estaba segura es de que iría, que eso no se lo podía quitar nadie.
Sin embargo, hoy por hoy ahí estaba, sóla, en su salón con el zapato derecho (con un tacón de infarto) puesto en el pie y el zapato izquierdo tirado en la otra punta de la habitación, no sabía cómo había llegado allí, solo recordaba haber llegado a casa, haber encendido un cigarrillo y tirarse en el sofá con el ordenador encendido en su regazo. Nunca había fumado, pero ese día le entraron unas ganas impresionantes de fumarse uno nada más pisar el portal de su casa, algo extraño ya que siempre había sido de las "anti-tabaco" pero parece ser que su vida necesitaba demasiados cambios y puede ser que este pequeño gesto, le ayudara a seguir cambiando cada cosa de su vida que no le gustaba.
Ya eran más de la una y media y María seguía mirando su ordenador, actualizando en facebook cada 5 segundos, aunque sabía que era absurdo, las nuevas tecnologías (cada vez más nuevas y extrañas para ella) ya hacían que en el momento en que algo nuevo aparecia en "tu facebook" actualizara directamente informándote de que algo nuevo había llegado, con ese (1) detrás del Facebook en la pestaña. A la una menos veinticinco parpadeó, parecía que algo nuevo había aparecido allí, ahí estaba ese (1) que tanto ansiaba, cambio la pestaña(había decidido jugar come-cocos mientras esperaba... otra invitación al "CityVille" el "nuevo juego de moda", reconocía ser una de las fanáticas de ese juego, era entretenido, en realidad absurdo pero entretenido... pero no era eso lo que esperaba, no era eso lo que quería, en realidad, ni siquiera ella sabía qué estaba esperando.
Sin resaca, pero con la cabeza como si la música siguiera sonando en su cabeza y balanceándose gracias al ruido que había en los bares entró en su casa y puso la llave en la cerradura por dentro. Estaba sóla, sus padres se habían ido otra vez a pasar el fin de semana fuera y su hermana... bueno, digamos que su hermana pequeña tenía mejores planes que quedarse en casa un fin de semana, ahora estaba recorriendo toda Europa porque estaba cansada de su casa, de su familia y en general, de la vida en la pequeña villa... cómo la envidiaba... ella era libre, nada le ataba, ni siquiera su novio que siempre se quedaba esperando a que volviera de esos viajes exóticos e inesperados. María nunca podía hacer eso, siempre tenía que estudiar, no había suficiente dinero o, como ocurría la mayoría de las veces, no tenía valor para salir ahí fuera y marcharse por su cuenta. Quizá este era el momento de hacerlo, de pensar en ella misma, pero cada vez que lo intentaba algo pasaba que le echaba para atrás, que le hacía pensar que no era el momento, que era necesario que se quedara y de pronto, llegó el ERASMUS.
Se iba a ir en unos meses, cierto es que primero tendría que acabar el curso, pero no había nada que le pudiera impedir irse desde octubre hasta julio a vivir por su cuenta en Londres, todavía no sabía si compartiendo piso o en una residencia, pero de lo que sí estaba segura es de que iría, que eso no se lo podía quitar nadie.
Sin embargo, hoy por hoy ahí estaba, sóla, en su salón con el zapato derecho (con un tacón de infarto) puesto en el pie y el zapato izquierdo tirado en la otra punta de la habitación, no sabía cómo había llegado allí, solo recordaba haber llegado a casa, haber encendido un cigarrillo y tirarse en el sofá con el ordenador encendido en su regazo. Nunca había fumado, pero ese día le entraron unas ganas impresionantes de fumarse uno nada más pisar el portal de su casa, algo extraño ya que siempre había sido de las "anti-tabaco" pero parece ser que su vida necesitaba demasiados cambios y puede ser que este pequeño gesto, le ayudara a seguir cambiando cada cosa de su vida que no le gustaba.
Ya eran más de la una y media y María seguía mirando su ordenador, actualizando en facebook cada 5 segundos, aunque sabía que era absurdo, las nuevas tecnologías (cada vez más nuevas y extrañas para ella) ya hacían que en el momento en que algo nuevo aparecia en "tu facebook" actualizara directamente informándote de que algo nuevo había llegado, con ese (1) detrás del Facebook en la pestaña. A la una menos veinticinco parpadeó, parecía que algo nuevo había aparecido allí, ahí estaba ese (1) que tanto ansiaba, cambio la pestaña(había decidido jugar come-cocos mientras esperaba... otra invitación al "CityVille" el "nuevo juego de moda", reconocía ser una de las fanáticas de ese juego, era entretenido, en realidad absurdo pero entretenido... pero no era eso lo que esperaba, no era eso lo que quería, en realidad, ni siquiera ella sabía qué estaba esperando.